Ayer un tipo, en la cafetería que hay frente a los estudios de radio, me abrió la puerta para que pasara yo primero. Fue absurdo. No soy cojo, ni viejo ni estoy embarazada, que yo sepa. Para colmo sería de mi edad, no un chiquillo repipi "bien educado". ¿Qué necesidad había? Quien llegue primero que pase primero. No me voy a herniar por abrir solito la puerta. Pasé diciendo gracias y mientras tomaba el café en la barra no dejé de observarle con desconfianza. Porque alguien que abre una puerta a un desconocido probablemente piense: joder, que bueno soy, abro la puerta a desconocidos. Y un tipo así es realmente peligroso. No es el primero que conozco que se convence a sí mismo, a golpe de pequeños gestos, de que es un santo. Abro la puerta a un desconocido, ergo soy un buen tío. Invito a pasteles a los del curro por mi santo, ergo soy un buen tío. Me acuerdo de enviar un sms por el cumpleaños de un viejo amigo de la escuela al que hace años que no veo, ergo soy un buen tío. ¿Y qué ocurre con las cosas importantes, las que demuestran si eres de verdad un buen tío? Esas, quizá, se les olvida hacerlas. Lo dicho, conozco a varios. Los periódicos, últimamente, hablan de tipos parecidos llamados curas. Rezan a Dios y hacen misas y comulgan, ergo son buenas personas. Si luego obligan a niños a tragarse su semen, bueno, eso son cosas secundarias. Mañana abrirán la puerta a un desconocido y se dirán orgullosos: joder, soy un buen tío...
domingo, 4 de abril de 2010
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¿Por qué la tienen tomada con los curas? ¿Por qué no se meten con los moros que pegan a sus mujeres o con los homosexuales, que son los que estan degenerando nuestra sociedad? Se quejan de unos casos aislados de abuso a menores, cuando los menores van provocando siempre, que ellos se lo buscan. ¡Y peor es el aborto! Mueren miles de niños antes de nacer y ustedes solo se meten con cuatro casos aislados.
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